Respira, respira, ¡respira!

La respiración, algo tan sutil e imprescindible para estar vivos. Es un acto reflejo que nos mantiene con vida sin tener que pensar en ello. Pero, cuando aprendemos la “respiración consciente”, tomamos el mando de nuestro sistema neuroendocrino.

Es decir, en el momento que aprendemos a gestionar el estrés, todo nuestro sistema podrá funcionar armónicamente.

La respiración consciente es la herramienta natural que nos aporta estímulo, equilibrio y relax.

Estamos mal acostumbrados a ir siempre en “piloto automático”. Por ejemplo: la respiración, una función vital manejada por nuestro sistema nervioso autónomo, ya que no tenemos que pensar que debemos respirar, si no que lo hacemos día y noche sin parar. De lo contrario, no estaríamos vivos.

Sucede frecuentemente que, debido a muchos factores, nuestra respiración eficiente se va deteriorando, entonces pierde la vital función de mantener correctamente oxigenada hasta la última célula.

Esto se traduce en forma de dolores, mal dormir, mal humor, diversas sintomatología que nos desequilibra.

Pero es posible volver a nuestro centro. Hacer consciente la respiración en determinados momentos del día nos dará una herramienta fundamental para volver a estar en armonía con nuestro ser integral: cuerpo-mente-emociones.

Puedes volver a aprender a vivir con coherencia, con lo que piensas, sientes y haces. ¡A por ello!